sábado, 8 de mayo de 2010

devocionaldel dia

Hoy simplemente me gustaría recordarte que "Bueno es el Señor; es refugio en el día de la angustia, y protector de los que en él confían". Nahúm 1:7 (NVI).

Si estás pasando por alguna dificultad, ora como el salmista:  "Aunque pase yo por grandes angustias, tú me darás vida; contra el furor de mis enemigos extenderás la mano: y tu mano derecha me pondrá a salvo!"
Salmos 138:7 (NVI)


Hoy Jesús te dice lo mismo que les dijo a sus discípulos: Alexander, "No te preocupes. Confía en Dios y confía también en mí". Juan 14:1 (Biblia en Lenguaje Sencillo)

Recuerda que "El diablo le puso a Jesús las mismas trampas que nos pone a nosotros para hacernos pecar, sólo que Jesús nunca pecó. Por eso, él puede entender que nos resulta difícil obedecer a Dios. Así que, cuando tengamos alguna necesidad, acerquémonos con confianza al trono de Dios. Él nos ayudará, porque es bueno y nos ama.
Hebreos 4:15-16 (BLS)


Además "Sabemos que Dios va preparando todo para el bien de los que le aman, es decir, de los que él ha llamado de acuerdo con su plan". Romanos 8:28 (BLS)

Así que no te desanimes, Alexander, "Pon tu esperanza en el Señor; ten valor, cobra ánimo; ¡pon tu esperanza en el Señor!" Salmos 27:14 (NVI).

"Esperamos confiados en el Señor; él es nuestro socorro y nuestro escudo". Salmos 33:20 (NVI)

Porque "los que confían en el Señor renovarán sus fuerzas; volarán como las águilas: correrán y no se fatigarán, caminarán y no se cansarán". Isaías 40:31 (NVI).

viernes, 7 de mayo de 2010

Relaciones que no Convienen. Texto Bíblico: Lucas 9.61-62

Relaciones que 
no convienenComo hemos observado anteriormente, el reino no admite voluntarios, aunque muchas veces nuestra actitud hacia la vida cristiana proyecta la apariencia de que nosotros escogimos a Dios. El Nuevo Testamento claramente indica que todos los que caminan con él lo hacen porque han sido alcanzados por su misericordia.

La persona en el pasaje también deseaba incorporarse al grupo de seguidores que acompañaban a Cristo en todo momento.¿Habrá pensado que el Señor se iba a sentir impresionado por su abnegada entrega? No importa cual fuera su motivación, él tenía una condición para su entrega, un «pero». Sabemos bien que no podemos imponer condiciones a Aquel que va a ocupar el lugar de amo en nuestras vidas.El mensaje es claro. Seguir a Cristo requiere de un compromiso que no ceda a ninguna distracción. El deseo de este varón era primeramente despedirse de los de su casa.

La cortesía de saludar a sus parientes y amigos antes de embarcarse en esta aventura es muy meritoria. Mas Cristo detectaba en el corazón de él vínculos con su entorno que no eran sanos. Quizás existía la posibilidad de que, volviendo para saludarlos, trataran de convencerlo de que desistiera de su cometido. Quizás lo iban a entretener con otras actividades que lo demorarían innecesariamente. El hecho es que estas personas representaban una amenaza a quien requería de un compromiso claro y sin vacilaciones para seguir a Cristo.

Como en tantas otras ocasiones Jesús echó mano de una imagen de la vida cotidiana para ayudarlo a entender cuál era el peligro al que se estaba enfrentando. ¿Quién de sus oyentes no había visto tan cotidiana práctica como la de un hombre arando el campo con su yunta de bueyes? El pesado arado requería de toda la fuerza de los animales para remover la tierra, pero también necesitaba de la concentración del labrador para que los surcos salieran derechos y así facilitaran la tarea de sembrado. Ningún campesino podía arar correctamente la tierra si estaba continuamente volteándose para mirar hacia atrás.

El mensaje es claro. Seguir a Cristo requiere de un compromiso que no ceda a las distracciones. Es decir, necesitamos estar absolutamente atentos a la dirección en la cual se está moviendo, a las palabras que nos quiere hablar, a los aspectos de nuestra vida con los que quiere tratar. Todo esto será difícil si estamos distraídos con otros asuntos ajenos al reino, tan difícil como captar la atención de un niño cuando está enteramente absorto con su juguete favorito. Del mismo modo, en nuestro andar cotidiano, muchas veces nos entretenemos con actividades y pasiones que nos desvían de nuestra devoción a Cristo.

Para pensar:


Para los que estamos al frente de ministerios de formación, qué importante es tener un claro objetivo hacia el cual dirigirnos. Existen tantas actividades en la iglesia que son meras distracciones. El obrero eficaz nunca pierde de vista que ha sido llamado a participar en la transformación de vidas. Todo lo que hace debe estar al servicio de este cometido.


Cita Biblica del Dia: Proverbios 15:13

El corazón alegre hermosea el rostro;
mas por el dolor del corazón el espíritu se abate.

Salmo de Nostalgia Por el Exilio: Salmo 42

Salmo que describe la nostalgia de un levita que vive añorando su patria, que la identifica con su templo, al que, por otra parte lo identifica con su Dios.

Como el ciervo brama por las corrientes de las aguas,
así clama por ti,
oh Dios, el alma mía.
Mi alma tiene sed de Dios, del Dios vivo;
¿Cuándo vendré,
y me presentaré delante de Dios?
Fueron mis lágrimas mi pan de día y de noche,
mientras me dicen todos los días:
¿Dónde está tu Dios?
Me acuerdo de estas cosas, y derramo mi alma dentro de mí;
de cómo yo fui con la multitud, y la conduje hasta la casa de Dios,
entre voces de alegría y de alabanza del pueblo en fiesta.
¿Por qué te abates, oh alma mía,
y te turbas dentro de mí? Espera en Dios;
porque aún he de alabarle, Salvación mía y Dios mío.
Dios mío, mi alma está abatida en mí;
me acordaré, por tanto, de ti desde la tierra del Jordán,
y de los hermonitas, desde el monte de Mizar.
Un abismo llama a otro a la voz de tus cascadas;
todas tus ondas
y tus olas han pasado sobre mí.
Pero de día mandará Jehová su misericordia,
y de noche su cántico estará conmigo,
y mi oración al Dios de mi vida.
Diré a Dios: Roca mía,
¿por qué te has olvidado de mí?
¿Por qué andaré yo enlutado por la opresión del enemigo?
Como quien hiere mis huesos,
mis enemigos me afrentan, diciéndome cada día:
¿Dónde está tu Dios?
¿Por qué te abates, oh alma mía,
y por qué te turbas dentro de mí?
Espera en Dios; porque aún he de alabarle, Salvación mía y Dios mío.