El Silencio Que Nos Habla
Carlitos, un joven de la iglesia donde me congrego dice que: “en el silencio la verdad sale a la luz sin ser adulterada”. Estás palabras están cargadas de una verdad muy grande. A veces, ese silencio al que tanto le tememos, es necesario porque por medio de ese silencio el Espíritu Santo se revela a nuestras vidas.
La experiencia del silencio se torna en un encuentro contigo mismo donde te ves reflejado ante el espejo, los ojos y la verdad de Dios. Entonces comienzas a verte tal cual es, sin excusas aquello que debes cambiar o mejorar. Ves también aquellas situaciones, problemas o personas que tienes que entregarle a Dios para que él obre. Una llama comienza a avivarse en tu interior porque Jehová a comenzado a examinarte y a probar tu corazón. Tú le has pedido que te indique si hay caminos de perversidad o maldad en ti y ahora él te indica y te dirige como se lo pediste.
A través de ese silencio tu alma es restaurada y tu corazón limpio comienza a bombear buenos deseos, sentimientos y acciones que son frutos del Espíritu Santo. Ese espacio en el que parece que nadie te dice nada es el que Dios utiliza para enseñarte y para que madures. Bajo el espejo de Dios comienzas a ver las cosas de forma diferente. No a tu manera, estilo o punto de vista carnal o humano; sino de manera espiritual, esto es al estilo de Dios. Y cuando eso pasa, de primera instancia hay tal choque de emociones, que se puede producir en nosotros el desconcierto. Porque sabes que debes dejar morir tus deseos para que comiencen a prosperar y a vivir en ti los deseos del que sabe lo qué es mejor para ti.
Es que el silencio nos habla más fuerte que nada. De él no nos podemos escapar porque ese silencio se encuentra con nosotros para llamarnos a cuenta. Ese silencio es una especie de fiscal o detective que penetra en los filtros de nuestra memoria y conciencia. Este nos indica en qué andamos bien o que cosas debemos corregir, mejorar, arreglar, perfeccionar.
Hoy te invito a que escuches a tu silencio de forma atenta para que veas como te habla.
Autora: Brendaliz Avilés
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