Esto sucedió para que se cumpliera lo que había dicho: “De los que me diste ninguno se perdió.”
Juan 18:9
Hay porciones en la Biblia que las leemos en muchas ocasiones y no prestamos atención a la lectura, en realidad no sé cuantas veces había leído el capitulo dieciocho de Juan, pero en esta oportunidad encontré una palabra que tocó mi corazón y Dios me dijo que lo compartiera a todos los lideres de todas las congregaciones.
Entiéndase como líder todo aquel que los demás le siguen, no solamente por delegación pastoral, sino más bien, por delegación de lo alto.
Puede haber líderes sin delegación pastoral y lideres con delegación pastoral pero no Divina…
Los lideres de Dios tenemos una responsabilidad tan grande sobre nuestro hombros, debemos de compartir a los mas jóvenes en la fe de las maravillas que la biblia nos enseña, además de tener que rendir cuentas por las almas que ven en nosotros un liderazgo y quieren ser y hacer lo que nosotros somos y hacemos.
Jesús mismo en los primeros capítulos del mismo evangelio dijo estas palabras: “Y ésta es la voluntad del que me envió: que yo no pierda nada de lo que él me ha dado, sino que lo resucite en el día final.” (Juan 6:36) otra versión del mismo pasaje dice: “Y la voluntad de mi Padre, que me envió, es que yo no pierda a ninguno de los que él me ha confiado, sino que en el día último los resucite a todos para vida eterna”.
El sabía que su padre le había encomendado cada una de las almas que había discipulado y en el camino no debía de perder ninguna, al contrario, debía de procurar que todos pudieran conocer al padre y al hijo, posteriormente (hechos de los apóstoles) conocerían el poder del Espíritu Santo.
Muchos de nosotros pensamos que ser lideres es sencillo y no meditamos en que debemos de ser cuidadosos de las almas que Dios te ha dado en tus manos, debes de estar en constante oración para que los demás (así como tú) sean fortalecidos y no retrocedan, debes de visitarlos constantemente para saber como están, debes de prepararles palabra viva y eficaz a través de tu preparación espiritual antes de compartir de la biblia, debes de interesarte por sus vidas como si se tratara de la tuya misma…
En muchas ocasiones hemos bromeado con algunos hermanos de la congregación que al delegarnos un ministerio dentro de la iglesia, espéranos no citar lo que Pablo decía: “he acabado la obra” pero en el sentido que literalmente nos la acabamos, nos delegan un ministerio de diez hermanos y al finalizar de nuestra delegación el ministerio se queda con dos o tres hermanos, ¡en serio! ¡Eso ha ocurrido en muchas oportunidades en las congregaciones!
El problema radica en que los líderes no nos preocupamos del estado de nuestras ovejas y en lugar de cuidarlas las dejamos descarriladas y perdidas a medio camino…
Líder no permitas que al llegar ante el Gran Trono Blanco de Dios te sea demandada una vida que dejaste perder de tu ministerio, que puedas alegarle que tú la buscaste y la llamaste a recapacitar de sus caminos, que hiciste hasta lo imposible por hacer entrar en razón a esta ovejita hasta que por ella misma desistió.
Hay un versículo que dice “sé diligente en conocer el estado de tus ovejas” por ende, es un mandato de Dios cuidar de su pueblo.
Sobre el tema, Dante Gebel hace una referencia tomando de base la película “Rescatando al Soldado Ryan” El Capitán Millar y su pelotón van en misión al frente de batalla, donde deben ubicar a Ryan -único sobreviviente de 4 hermanos que participaron en la contienda-, la consigna es rescatar si o si al chico soldado. Así es como se comporta un verdadero líder en las congregaciones, rescatando almas de las garras del enemigo y la única opción es lo rescatamos si o si y no hay otra premisa. Así continua y sé diligente con el ministerio que Dios ha encomendado en tus manos.
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