¡Señor no quiero fallarte otra vez!
Pienso en el gran dolor que causo a tu corazón cada vez que te decepciono.
Y eso es porque realmente te amo y no quiero hacer las cosas mal.
Y eso es porque realmente te amo y no quiero hacer las cosas mal.
Cómo se sentiría Sansón después de haberse dado cuenta que Dalilah no lo quería, que lo había engañado y que él había roto lo más valioso que tenía que era su pacto contigo. ¡Cuántos errores cometió David! ¡Qué mucho dolor ha de haber sentido! Porque fallarte a ti es como crucificarte de nuevo, es como negar el sacrificio tan maravilloso que hiciste por mí.
No quiero volver atrás, allá solo hay tormentas y tristezas. Sería como retroceder después de estar llegando casi a la meta. Y vivir sin ti no lo concibo ni un momento, porque tú eres el ser más especial y preciado para mí. Antes de ti no había nada, pero cuando tú llegaste a mi ser inundaste mi corazón con tu presencia y ahora ya nada es igual sin ti.
Por eso, con toda humildad te pido que me des las fuerzas que necesito para levantarme del suelo con fuerza y no volver a tropezar con la misma piedra. Tú eres un Dios que escudriña y que conoce lo más íntimo de mi ser. Sabes que no te miento, por eso me humillo y te ruego que me perdones por las veces que te he incumplido o faltado a alguna promesa. Reconozco que eres santo y quiero vivir siempre conforme a tus pasos.
Lávame una vez más con tu sangre preciosa, llévame ante el río de tu gracia y renueva este espíritu que solo clama por tu presencia. Escribe tus pensamientos en las paredes de mi corazón. Que ni un instante yo olvide tu ley y tus preceptos. Prefiero morir que vivir sin ti.
Haz que mi canción sea nueva, da los acordes necesarios a la música de mi vida. Escribe una nueva página en mi libro, borra los pedazos que afean la historia. Haz con tu bolígrafo celestial que la historia sea bella. Séllame eternamente para encontrarme contigo cuando me llames. Soy un alma ansiosa por conocer más y más de ti.
No hay comentarios:
Publicar un comentario