“Me hizo volver luego a la entrada de la casa; y he aquí aguas que salían de debajo del umbral de la casa hacia el oriente; porque la fachada de la casa estaba al oriente; y las aguas descendían de debajo, hacia el lado derecho de la casa, al sur del altar. Y me sacó por el camino de la puerta del norte, y me hizo dar la vuelta por el camino exterior, fuera de la puerta, al camino de la que mira al oriente; y vi que las aguas salían del lado derecho. Y salió el varón hacia el oriente, llevando un cordel en su mano; y midió mil codos, y me hizo pasar por las aguas hasta los tobillos. Midió otros mil, y me hizo pasar por las aguas hasta las rodillas. Midió luego otros mil, y me hizo pasar por las aguas hasta los lomos. Midió otros mil, y era ya un río que yo no podía pasar, porque las aguas habían crecido de manera que el río no se podía pasar sino a nado”.
(Ezequiel 47:5)
¡Este es un llamado, un desafío espiritual, una convocatoria a que salgas de la orilla! El agua hasta los tobillos representa poca profundidad, intimidad y compromiso con Dios. Es la orilla a la que te acercas en la playa para jugar con las el agua y las olas. En este nivel es muy poco lo que podrás crecer, no habrá muchos cambios en tu vida, no podrás ver por completo la gloria de Dios en tu vida. Si no quieres profundizar, si no te atreves a nadar, permanecerás ahí, en la zona cómoda, sin mucho que arriesgar. En la orilla hay poca agua. No te puedes conformar con ir tan solamente a la iglesia todos los días o de vez en cuando porque Dios quiere darte mucho más que eso. Estar en este nivel no es lo ideal para ti, por tanto tienes que desprenderte de aquello que tú bien sabes que te está impidiendo adentrarte más al río de Dios.
Hasta las rodillas representa a algunos que han hecho el intento por profundizar y adentrarse un poquito más en las aguas, pero todavía no se han despojado de su manera de vivir pasada. Con mucha frecuencia el “viejo hombre”, las costumbres pasadas predominan en su vida. Por tanto eso impide que puedas recibir lo que Dios quiere brindarte. Tienes que soltar lo que te amarra, para que recibas las bendiciones ilimitadas que Dios tiene para ti. Los que están con el agua hasta las rodillas son aquellos que ponen un límite a lo que Dios quiere hacer en sus vidas. No quieren dar un paso más, dicen: “hasta aquí llegué yo, no más”. Pero quiero que sepas que hasta las rodillas no vas ni a adquirir ni a conquistar mucho. Porque muchas veces aunque escuchas y aceptas el mensaje, no haces más para que el agua comience a subir de nivel y no te llegue solamente hasta las rodillas.
Si caminas más adentro de la mar tú intimidad con Dios va a irse acrecentando. Tendrás más visión de lo que pasa alrededor. Sentirás seguridad para sentir la voluntad de Dios. No debes tener miedo ni temor a que tu guerra se intensifique. Pero cuando venga una ola a quererte derrumbar, recuerda que Dios la mandará a aquietarse o te sobrepondrás a ella. ¡No te acobardes!
Muchas veces te quejas de lo que no tienes o has alcanzado en Dios, pero te pregunto: ¿has profundizado lo suficientemente con Dios? Es entonces cuando tienes que preguntarte: ¿qué me está pasando? Sabes por qué, ¡porque estar estancado no es tu lugar!
El agua hasta los lomos representa que el nivel de intimidad con Dios es bastante grande al punto que el agua te ha cubierto casi por completo. Son todas esas personas que han aceptado los retos que Dios ha puesto en sus manos. Son los verdaderos adoradores, aquellos que no se conforman y cada día tienen más hambre y sed de Dios. Ellos saben que Dios los ha llevado de la mano y siguen agarrados a él aún cuando el viento ha soplado fuerte. Son los que dicen: “¡Señor dame fuerzas para llegar a más! Y quienes están en este nivel no pueden darse el lujo de retroceder. Aquí tendrás que cerrar tus ojos y seguir confiando en que Dios te llevará a otro nivel mucho más profundo.
Tú eres quien te detienes o sigues avanzando, aquí no puedes mirar atrás, ni permitir que el enemigo te robe lo que ya has alcanzado o conquistado. Porque a este nivel has conquistado ya muchas victorias, pero debes recordar que faltan aún muchas victorias más. Aquí estás cubierto casi completamente por el agua y tienes que atreverte a nadar. ¿Por qué? Porque si no nadas te llevará la corriente. Cuando tienes el agua hasta los lomos significa que tu dependencia total está en Dios, aquí tu fe mueve las montañas. Tú te niegas a ti mismo y comienzas a vivir totalmente obedeciendo a Dios. Aunque muchas veces te cuesta, pero sabes que vale la pena cumplir con la voluntad de Dios para tu vida. Tú ministerio comienza a crecer. Hay nuevas fuerzas, hay unción, ¡el reino de las tinieblas tiembla! Ya no te ciñes tú, le dices a Dios: “¡aquí estoy, haz conmigo lo que quieras! Derrotas a tus gigantes.
Pero recuerda que para llegar a este nivel es obligatorio que salgas de la orilla. Tienes que atreverte a más, no te puedes quedar en la zona de conformidad, ¡tienes que avanzar! Y para aquellos que ya han alcanzado un nivel donde el agua le llega hasta los lomos, deben saber que no pueden descuidarse que tienes que seguir nadando porque ya no podrán caminar. Así que yo te invito a que medites, reflexiones y entiendas que el momento de que el agua te llegue solamente hasta los tobillos o las rodillas, pasó. No es suficiente para ti que estés en este nivel.
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