Las campañas de los dos candidatos para la segunda jornada electoral presidencial en Brasil tienen un elemento en común: ganar el voto cristiano evangélico.
Según expertos, esta población será la que probablemente determine quien será el nuevo mandatario de esta nación suramericana.
Dilma Rousseff, del oficialista Partido de los Trabajadores, en su primera propaganda electoral televisiva desde la primera vuelta, comenzó agradeciendo a Dios y mencionó en reiteradas oportunidades su fe y “respeto por la vida”.
Además, su equipo de campaña trabaja en minimizar los ataques que ha recibido por Internet sobre su postura respecto al aborto, que se cree le costó votos cruciales de cristianos evangélicos.
“En la segunda ronda, quiero tener una campaña que sea sobre todo en defensa de la vida”, declaró Rousseff, quien en el pasado ha respaldado los derechos pro aborto.
Rousseff, de 62 años, dijo que ha sufrido una campaña “difamatoria” y señaló que quería concentrarse en comparar los ocho años del Gobierno de Lula con el anterior, liderado por el centrista Partido de la Social Democracia Brasileña, en el que milita su rival, José Serra.
“Debatiremos con mucha claridad cuál de los dos modelos de Gobierno es mejor para el futuro del país”, manifestó la candidata oficialista.
Por su parte Serra, trasmite un video donde aparecen varias mujeres embarazadas sosteniendo sus vientres, mientras el candidato afirma que siempre ha estado en contra del aborto, ilegal en la mayoría de los casos en Brasil.
“Defenderé los valores de la familia brasileña: democracia, respeto por la vida y medioambiente”, dijo Serra.
Ambos candidatos buscan los votos de casi el 20 por ciento del electorado que optó por la candidata del Partido Verde, Marina Silva, una evangélica que fue ministra de medioambiente de Lula. El partido de Silva anunciará en las próximas dos semanas a qué candidato va a apoyar en la segunda ronda del 31 de octubre.
La mayoría de los analistas dice que Rousseff sigue siendo la favorita y que podría convertirse en la primera presidenta de Brasil. Pero se espera que la carrera se vuelva más reñida en próximos sondeos de opinión, lo que inyectaría energía a un partido opositor que parecía casi derrotado.
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