lunes, 16 de agosto de 2010

El Poder del Amor

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Me envuelve, atrapa y abruma el amor con su ola impetuosa e inmensa. Y lo más grandioso de todo, es que yo me dejo arrastrar por el sublime sentimiento. ¡Qué emoción escalofriante!
Suspiro de ternura y felicidad pues no le temo porque me embarga con su dulzura. ¡Soy dichosa! Lo siento latir al compás de mi corazón en una armonía sublime y cautivante. Es el ritmo de quien añade valor a su vida haciendo el bien a los demás.
Milagros corren y fluyen llegando hasta donde se necesitan.
Causas nuevas se levantan para auxiliar al necesitado, porque en este mundo no todo está perdido. Lo veo en la sonrisa inocente de un niño, en la mirada frágil y sencilla de un anciano.
Fluye el amor por todas partes, en la sala de un hospital, en los jóvenes que corren hacia una meta por el bienestar de su país.
Se anida en aquel errante que camina por la calle buscando la esperanza perdida en el alma de una noble persona que se apiade de él. Cada persona es un eslabón que hace que la cadena sea más fuerte, hermosa y abarcadora. Hoy ignoro las dudas por posibles decepciones, no doy tregua a la incertidumbre ni a la incredulidad.
¡No es un sueño! Es la realidad más verdadera y sincera cuando por amor, todos se unen y construyen puentes. Cuando ni la tormenta más tempestuosa o la crisis mas horripilante logra separar a las familias. Cuando los patrones del maltrato, los asesinatos y la violencia se paralizan ante algo bueno que cualquier ser humano realiza. Y los hombres, mujeres y niños son respetados y preservados con dignidad. Es un logro extraordinario cuando alguien logra romper con su vicio ante las drogas, el alcohol o cualquier cosa que lo dañe. Rebosa mi corazón de alegría, estallan mis ojos de lágrimas ante el poderoso milagro del amor. No hemos perdido la batalla, hemos ganado una lucha. Caigo rendida ante el amor, no deja de asombrarme su influencia. Me encuentro perdidamente vencida, pero a la vez triunfante ante tan majestuoso sentimiento que solo nace y es la expresión magnifica de Dios.
Autora: Brendaliz Avilés

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