Hoy te encuentras pasando por un momento que nunca imaginaste que llegaría a tu vida. La tristeza que sientes es tan profunda y el dolor es tan indescriptible que sientes que no puedes respirar. Sientes una decepción tan profunda porque las personas en quien confiaste te traicionaron o te dejaron en soledad en el momento en que más los necesitabas.
Has pensado que si tuvieras la facultad de hacer algo, te quitarías el corazón ahora mismo o por lo menos que dejara de sentir y así podrías sentir indiferencia. Porque piensas que la indiferencia hará que no te importe nada, pero la indiferencia es solo un sentimiento reprimido que se burla del ser humano. Pero aún sabiéndolo, por lo menos te gustaría tener una pérdida de memoria que te ayudara a anestesiar el dolor que no logra mitigarse ni siquiera con el pasar de los días.
Últimamente levantarte por las mañanas es sinónimo de suplicio. La depresión que sientes es tan grande que piensas y dices “esta vez si que no podré levantarme”. Las pocas fuerzas que sientes que te quedan las utilizas en tratar de sobrevivir, pero lo que quisieras es morirte, morirte de una vez y por todas, porque no le encuentras sentido a nada. No vale la pena para ti vivir de esta manera, consumiéndote por dentro lentamente. Sintiendo como el paso de los años te ha dejado con una carga insostenible.
Pero quiero decirte que te vas a levantar. Los malos momentos no son eternos, ellos pasan, las tormentas se calman. La noche llega con la caída de la tarde, pero todos los días vuelve a salir el sol. No puedes permitirte quedarte en el piso, no puedes dejar que la depresión se apodere de tu vida, tienes que luchar con ánimo y fuerza por superarte. Pero no lo puedes hacer pensando en los demás, tienes que hacer pensando primero en ti. Porque a la primera persona que tienes que amar es a ti mismo y por quien tienes que luchar es por ti.
Si es necesario tienes que reformar tus pensamientos, despedirte y sacar todas esas cosas que hasta el momento han mantenido tu vida en pausa. Desecha los viejos recuerdos, renueva tu casa, limpia tu ropero, exfolia de tu vida lo que no te permite respirar y sentir la vida. Lava tu alma con el perdón, desintoxícate de todo aquello que te haga mal y aléjate de las personas te traen problemas. No te quedes en la cama tratando de ignorar que la vida continúa, ni tomando como verdad que estás destinado al fracaso. Recuerda que lo que confiesas y lo que piensas puede mucho.
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