sábado, 18 de septiembre de 2010
Ahora el Evangelio llega a los demás países por medio de la aviación
La aviación ha encogido al globo, y hasta el universo – aunque sea un poco. Pero su logro más oculto es cómo ha sido usada para expandir el Reino de Dios.
Butch Barkman, funcionario de la organización Servicios de Radio y Aviación de la Selva asegura que “hizo posible el trabajo misionero, donde antes era imposible”
El avión abrió nuevos campos misioneros permitiendo el contacto con grupos que estaban relegados del mundo exterior. Libra a los misioneros de las dificultades de largos viajes por duros terrenos. Y les da soporte crucial entregando equipos y medicinas y proveyendo transporte de emergencia. Ese soporte permite a los misioneros llegar al campo saludables y listos para enfrentar su tarea de largo plazo.
Dennis Fulton, de Alas de Socorro menciona que “sabemos que el trabajo de la iglesia y las misiones se atrasaría años y quizás décadas en algunas partes del mundo si no fuera por el uso del avión”.
Cameron Townsend, fundador de traductores bíblicos Wycliffe, fue pionero de la aviación misionera.
El tío Cam, como se le conoce en Wycliffe, vio la necesidad de esta herramienta en 1946, cuando dos de sus trabajadores, debieron caminar desde su base en la cordillera de los andes hasta la ciudad más cercana.
Cuando llegaron a su destino tres semanas después, eran dignos de lástima.
“Cuando el tío Cam los vio, su ropa estaba andrajosa, desgarrada y sucia y sus cuerpos raquíticos. El dijo, ‘Esto nunca debe volver a pasar… Debemos tener aviones para que nuestra gente… no desperdicie sus vidas’”, dice Barkman.
Townsend formó ‘Servicios de Radio y Aviación de la Selva’, hoy conocido como JAARS, para transportar y servir a sus traductores.
Basado en Carolina del Norte, es uno de los mayores servicios de aviación misionera del mundo.
Y mientras la idea de Townsend empezaba a volar, un grupo de aviadores militares cristianos tenía ideas similares.
En los días de la segunda guerra mundial se formó lo que hoy se conoce como ‘Alas de Socorro’.
Sus primeros pilotos fueron pioneros de la aviación. Como Betty Greene quien fue la primera mujer en volar sobre la cordillera de los andes.
Y también Nate Saint, mejor conocido por su trabajo y martirio entre los indios auca en ecuador. El era un experto en adaptar la tecnología de aviación al trabajo misionero.
Fulton comenta que “el diseñó la forma de llevar material para techos debajo del avión. Diseñó un sistema de combustible de emergencia de forma que si algo pasaba con el sistema principal, se podría echar combustible en el motor y mantener el avión en el aire”.
El espíritu de exploración y descubrimiento de Nate Saint aún vive en los misioneros que siguen rozando la copa de los árboles en busca de grupos que necesitan escuchar el evangelio.
“Buscamos cualquier señal de vida, sea una pequeña villa o algún jardín. A veces la gente vive en pequeñas cuevas o bajo árboles que no se ven desde aquí. Pero se pueden ver señales en el área”, dice por radio un piloto de “Alas de Socorro”.
Y como Saint, no sólo son pilotos, sino también predicadores.
“Entran, predican en la iglesia… muestran la película Jesús que es una de las herramientas modernas que nos permite extender una manta desde el ala del avión y encender un generador y proyectar la película en esa manta. La gente viene, se reúne y son capaces de ver y oír la historia de Jesús, a veces por primera vez”, dice Fulton.
Es ese espíritu evangelístico, más que nada, lo que motiva a hombres y mujeres de la aviación misionera.
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
No hay comentarios:
Publicar un comentario