BEKASI, Indonesia — Asaltantes acuchillaron a un feligrés cristiano en el estómago y golpearon a una sacerdote en la cabeza con una tabla cuando ambos se dirigían a la misa matutina el domingo en las afueras de la capital indonesia.
Las heridas aparentemente no eran graves.
Nadie reclamó responsabioidad por los ataques. Pero las sospechas recayeron de inmediato sobre extremistas islámicos que han advertido reiteradamente a miembros de la Iglesia Protestante Batak que no realicen servicios en un campo que alberga su ahora cerrado templo.
En meses recientes, los extremistas han lanzado zapatos y botellas de agua contra miembros de la iglesia, interrumpido sermones con gritos de “¡Infieles” y “¡Váyanse ya!” y arrojado heces en el campo.
El jefe de la policía local Imam Sugianto dijo que Asia Sihombing, un feligrés, se dirigía al campo cuando atacantes saltaron de una motocicleta y lo acuchillaron en el estómago.
La reverenda Luspida Simanjuntak fue golpeada en la cabeza cuando trató de ayudarle.
“Yo estaba tratando de ponerlo en una motocicleta para llevarlo al hospital”, dijo Simanjuntak a la prensa en la ciudad industrial de Bekasi, 40 kilómetros al este de Yakarta.
Indonesia, un país secular de 237 millones de habitantes, tiene más musulmanes que cualquier otra nación en el mundo. Aunque tiene una larga historia de tolerancia religiosa, una pequeña facción extremista se ha vuelto más visible y activa en años recientes.
Los ataques contra los cristianos son encabezados por el Frente de Defensores Islámicos, que busca la implementación de las leyes islámicas en Bekasi y otras partes del país.
El grupo destroza bares, ataca a transvestistas y a todos aquellos que considera blasfemos. Además, presionó previamente en el año al gobierno local para que cerrase la iglesia Batak.
Los autores de los ataques raramente son castigados ni cuestionados por la policía.
Las heridas aparentemente no eran graves.
Nadie reclamó responsabioidad por los ataques. Pero las sospechas recayeron de inmediato sobre extremistas islámicos que han advertido reiteradamente a miembros de la Iglesia Protestante Batak que no realicen servicios en un campo que alberga su ahora cerrado templo.
En meses recientes, los extremistas han lanzado zapatos y botellas de agua contra miembros de la iglesia, interrumpido sermones con gritos de “¡Infieles” y “¡Váyanse ya!” y arrojado heces en el campo.
El jefe de la policía local Imam Sugianto dijo que Asia Sihombing, un feligrés, se dirigía al campo cuando atacantes saltaron de una motocicleta y lo acuchillaron en el estómago.
La reverenda Luspida Simanjuntak fue golpeada en la cabeza cuando trató de ayudarle.
“Yo estaba tratando de ponerlo en una motocicleta para llevarlo al hospital”, dijo Simanjuntak a la prensa en la ciudad industrial de Bekasi, 40 kilómetros al este de Yakarta.
Indonesia, un país secular de 237 millones de habitantes, tiene más musulmanes que cualquier otra nación en el mundo. Aunque tiene una larga historia de tolerancia religiosa, una pequeña facción extremista se ha vuelto más visible y activa en años recientes.
Los ataques contra los cristianos son encabezados por el Frente de Defensores Islámicos, que busca la implementación de las leyes islámicas en Bekasi y otras partes del país.
El grupo destroza bares, ataca a transvestistas y a todos aquellos que considera blasfemos. Además, presionó previamente en el año al gobierno local para que cerrase la iglesia Batak.
Los autores de los ataques raramente son castigados ni cuestionados por la policía.
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