Han pasado ocho meses desde que el terremoto mató cerca de 200 mil personas en Haití. Los sobrevivientes continúan sufriendo sus pérdidas, mientras que reconstruyen sus vidas.
Pignon se encuentra en la llanura central norte de Haití. A 85 millas de Puerto Príncipe y a seis horas de donde se encuentran las mayores muestras del terremoto del 12 de enero.
Jephthe Lucien un Pastor Haitiano comenta: “Cuando se escucha que puerto príncipe ha sido conmovido por un desastre, quiere decir que fue un desastre porque cada familia en haití tenía algún pariente en puerto príncipe.”
Ayudando a los sobrevivientes
El pastor Jephthe comenzó a trabajar con los sobrevivientes pocos minutos después de que la tierra dejó de temblar: “La gente lloraba sin saber que le había sucedido a sus seres queridos. Entonces, uno de nuestros mayores esfuerzos se enfocó en ayudarlos a localizar a sus familias.”
Jephthe hizo el viaje de seis horas desde pignon hasta Puerto Príncipe más de cuarenta veces, ayudando a la gente a encontrar y a alimentar a sus seres queridos. En uno de esos viajes, amplió su propia familia en dos. Conoció a Jesse y a Dulis, hermanos que habían perdido a su madre y a su padre a causa del temblor.
“Recordé lo que el Señor dijo a Abraham. Usted no sabe que es bendecido a menos que el Señor lo haya usado para bendecir”, comenta Jephthe.
Bendiciendo a su país
Jephthe ha ayudado a su país desde adoptar niños abandonados…..hasta ayudar a expandir la pequeña iglesia que su padre pastoreaba, en 42 iglesias en las áreas más remotas de Pignon…y abriendo 20 escuelas: “Creo que el Señor realmente me ayudó a conectarme con mis queridos haitianos. El Señor me ayudó a extenderles la mano.”
Actualmente Jephthe trabaja con su hermano Caleb Lucien para cambiar las vidas de miles que viven en la pobreza. El también es pastor en ésta región: “Pude vivir en los Estados Unidos si hubiera querido ya que soy residente. Pero Dios me llamó a estar aquí.”
En Haití no existe la educación gratuita, es por eso que la escuela de Caleb ha crecido de 65 estudiantes a más de mil cuatrocientos, los cuales están becados desde que perdieron sus familias en el terremoto de Puerto Príncipe.
Caleb comenta que alguien le dijo una vez que soñar no cuesta nada, pero que si se sueña, debe ser en grande. Así en el 2005, uno de sus sueños se hizo realidad: Traer electricidad a la escuela y el pueblo de Pignon.
Por primera vez ésta región tuvo un generador donado por Donald Trump, y hoy en día la ciudad tiene 600 beneficiados:“Cada mes colocamos un nuevo medidor y cada mes recibimos el pago”, agrega Caleb.
El futuro de Pignon
Pero la mayor luz de Caleb son sus estudiantes: el futuro de Pignon. Caleb aún trabaja en éste lugar, convirtiendo su vieja casa en un orfanato, para albergar y cuidar a muchos niños que quedaron sin familias.
Caleb comenta: “Un pueblo a la vez, podemos cambiar nuestra nación. Una persona a la vez, podemos cambiar nuestra escuela. Pienso que es la oportunidad que enfrentamos. Nuestra dirección es permanecer aquí y continuar con el trabajo del Señor.”
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