La CIA reveló el lunes que 16 agentes retirados y en funciones recibieron castigos administrativos por su participación en el derribo de un avión en el Perú, en el 2001, en que murieron dos estadounidenses inocentes.
La misionera Veronica Bowers y su pequeña hija perdieron la vida cuando el avión en que viajaban fue derribado después de que la Fuerza Aérea del Perú (FAP) lo identificara erróneamente como nave del narcotráfico.
Un reporte interno demuestra que agentes trataron de cubrir su participación en las muertes.
La mujer de 35 años de Muskegon, Michigan, y su hija Charity estaban en el avión con el esposo de Bowers, Jim, el hijo de ambos Cory y el piloto Kevin Donaldson, quien logró que el aparato descendiera sobre el río Amazonas a pesar de tener heridas graves en las piernas.
Jim Bowers ha reconstruido su vida desde 2001. Él se volvió a casar y junto con su familia está activamente involucrado en la fundación de una iglesia latina en Carolina del Norte.
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