Toda tormenta tiene que terminar
“Encomienda al Señor tus afanes, y él te sostendrá; no permitirá que el justo caiga y quede abatido para siempre”.
Salmos 55:22 (Nueva Versión Internacional)
Todos atravesamos por tormentas en nuestra vida, esa clase de situaciones que tienen su inicio como las peores tormentas que hemos podido experimentar.
Las fuertes tormentas comienzan con opacar el cielo, ponerlo gris y muy nublado, de pronto se dejan oír truenos, los rayos también hacen acto de presencia y la lluvia comienza a caer, llega un momentos en donde los truenos, rayos y agua parecieran que no terminaran, pero luego de unos minutos el agua cesa, los truenos ya no se dejan oír y las nubes grises desaparecen para darle lugar al sol y a lo maravilloso de un panorama después de una tormenta.
Y es que así es también en nuestra vida, hay momentos en donde los truenos, rayos y agua son tan abundantes que creemos que nunca terminaran, que nunca cesara, pero no hay tormenta que no cese, que no termine. Aun el diluvio solo duro cuarenta días y luego ceso.
Pueda que estés pasando una de las peores tormentas de tu vida en donde el panorama solo es gris, nublado, el sonido lleno de truenos espantosos; y abundante agua que quiere hacerte creer que nunca parara, pero la realidad es otra. Y es que no hay tormenta interminable, ni tormenta eterna, toda tormenta tiene que terminar.
Quizá en este momento y viendo el panorama que estas experimentando digas: “Ya no creo que esto termine”, u otra frase que denota lo mucho que te ha afectado en tu fe dicha tormenta, pero aun cuando tu mente este en contra de lo que realmente Dios quiere hacer en tu vida, la tormenta tiene que terminar.
Y es que pueda que el agua fue tan abundante que hizo que se inundaran las bodegas de tu fe, de tu confianza y de esperanza en lo que Dios puede hacer, pero aun con todo esto, Dios se mostrara a tu vida y hará que esa tormenta termine.
El panorama que veras cuando esa tormenta termine, jamás será comparado con nada, será algo hermoso, algo precioso, el sol brillara con una fuerza tan intensa que veras el firmamento como nunca antes lo viste, observaras los detalles de la vida y te darás cuenta que las bendiciones de Dios son incomparables.
Al terminar esa tormenta en tu vida, te darás cuenta de lo que Dios realmente quería que observaras, y mas allá del panorama desagradable del cual fuiste testigo, ahora comenzaras a ver las maravillas que Dios tenía preparadas para ti y estoy seguro que entonces comprenderás el fin de todo eso que pasaste y experimentaste.
Mi amigo y amiga, hoy quiero motivarte a que veas por fe lo que viene luego de esa tormenta que estas experimentando; lo que actualmente estas pasando será nada mas la introducción de algo precioso que Dios hará cuando el panorama cambie, porque estoy seguro que tiene que cambiar, pues no hay tormenta eterna y cuando eso ocurra, entonces te darás cuenta de los privilegiado que eres, al poder ser testigo de las maravillas que Dios hace en nuestras vidas.
No te rindas, que tú fe no decaiga, no te dejes inundar por las aguas de esa tormenta, al contrario vive cada momento confiado en que pronto terminara y que el nuevo panorama será la bendición más grande que podías recibir.
La tormenta es el inicio de un panorama hermoso que Dios provocara en tu vida cuando esta termine, por lo tanto no te desesperes y espera confiado lo que Dios hará.
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