Dependiendo de Él
“Dios mío, enséñame a vivir como tú siempre has querido. Tú eres mi Dios y salvador, y en ti siempre confío”.
Salmos 25: 4-5 (Traducción en lenguaje actual)
Cada día que pasa me convenzo más que no podemos vivir ni un minuto sin el Señor, que se ha convertido desde hace muchos años en el centro de mi vida, que todo lo que viene y va tiene que ver con Él, y que no puedo vivir si no es que Él esté a mi lado.
A todo eso se le llama: “Dependencia”. Y es que nosotros los hijos de Dios necesitamos reconocer nuestra dependencia hacia El, no podemos ir por el mundo creyéndonos independientes, tomando decisiones sin antes consultarlo y esperar su respuesta.
La mayoría de veces que nos equivocamos en la vida o algo nos sale mal es porque quisimos ser independientes de Dios, creímos que todo estaba controlado, creímos que lo teníamos todo fríamente calculado y el resultado de nuestra independencia fue esas horribles consecuencias que ahora estamos afrontando.
¿Cuántos de nosotros quisiéramos regresar el tiempo para no cometer algunos errores que cometimos en esos momentos de independencia de Dios?, pero lo hecho, hecho esta y ahora no podemos más que permitir que Dios nos tome de la mano, ser dependientes de Él y afrontar las consecuencias de nuestras decisiones sin murmurar, sin quejarnos, sin reprochar nada, sino tan solo dependiendo de lo que el Señor diga o haga en nuestra vida.
¿Por qué sigues insistiendo en independizarte del Señor?, ¿Por qué quieres tomar decisiones sin antes esperar una respuesta de Dios?, ¿Crees que ser independiente te será de bendición?, ¿Por qué mejor no dependes totalmente de Él?, ¿Acaso El te fallara?, ¡Eso nunca!
No sé qué momentos puedas estar viviendo en estos días, pero déjame decirte que NECESITAS DEPENDER DE DIOS, necesitas ser DEPENDIENTE, deja a un lado la independencia, deja a un lado la idea de que tu lo puedes hacer solo y que no necesitas ir delante de tu Padre y esperar su aprobación.
¿Quién te dio vida?, ¿Quién te dio Libertad?, ¿Quién te regalo la vida eterna?, entonces: ¿Por qué no depender de Él?, ¿Por qué no depender del que nos conoce a perfección?, ¿Por qué no depender del que tiene cuidado de nosotros?, ¡Necesitas depender de El!
Hoy quiero invitarte a que te rindas delante del Señor, a que tomes un momento de tu día y puedas dedicarle unos pocos minutos al Señor, que entres a tu cuarto o a un lugar a solas, dobles tus rodillas y le digas al Señor: “Dios mío, ya no puedo más, quiero depender de ti”.
Estoy seguro que en ese momento Dios se manifestara de una forma especial en tu vida, Dios hará algo precioso en ti, te regalara una paz que sobrepasara tu entendimiento y te hará sentirte seguro.
Y es que TODOS necesitamos depender solamente de Él, por lo que necesitamos rendirnos a Él y reconocer que sin El no podemos vencer en la vida de la forma que El anhela que lo hagamos.
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