Lo Importante es lo más importante
Te ha pasado que hay días en los que el cansancio, los afanes, la enfermedad y las preocupaciones irrumpen la libertad y el deseo de servirle a Dios. No hablamos de que no quieras hacerlo, más bien nos referimos a las cosas comunes que nos suceden a cualquier cristiano en el camino del servicio a Dios. Un día te levantas con el deseo enorme de demostrar tu amor a Dios de tal manera que deseas romper los límites del servicio, por tanto te preparas, cantas señor eres fiel mientras te bañas y te vas a la iglesia; pero en los próximos días las cosas cambian, luego de haber tenido una discusión con tu familia por no encontrar las llaves o la Biblia en su caso, después de tener que empujar el auto porque precisamente ese día tuvo que arruinarse, llegas tarde a la iglesia por no administrar bien el tiempo a pesar que te solicitaron que estuvieras media hora antes, ese preciso instante hace que te frustres, sientes que no disfrutas lo que haces, te enojas fácilmente, meditas la idea de que mejor te hubieras quedado en casa a estar afanado tratando de no perder la autoridad frente a los hermanos, ¿Te ha pasado algo similar?
Unas hermanas nos dibujan el cuadro perfecto del servicio a Dios, por un lado la mayor de ellas es la típica hermana perfección, la que tiene el control de todo, la que no se le escapa ningún detalle de las cosas que pasan a su alrededor, quien siempre te dice “hermano hágalo para el Señor y no para el hombre”, siempre seria, siempre recta y cuando ora dice “Oh!!! Soberano rey del universo creador del cielo y de la tierra y de todo lo que existe…”, como muy pocas. La segunda es del tipo de hermanos que siempre se les ve feliz, que aunque sabemos que pasan por momentos difíciles en ocasiones, nunca dejan de sonreír y saludar amablemente, reflejan la paz en su rostro y al postular candidatos para el liderazgo nunca pasan desapercibidos; esta hermana es la que siempre tiene algo que contar de su experiencia con Dios y no le importa si en el culto mientras disfruta su presencia tenga que llorar y estropearse su maquillaje, como muchas.
María es su nombre y la biblia relata que Jesús en una de esas visitas de amigos llega a la casa de estas dos hermanas, las cuales ante la visita de Jesús toman diferentes actitudes, una de ellas (Marta) se le da por hacer las cosas del hogar, quiere que todo este en perfectas condiciones por que el qué dirá su amigo, ansiosa por dar una buena imagen recorre cada espacio de la casa verificando que todo esté en orden, pero la frustración llega a su vida al ver que por más que se apresura a terminar sus labores cada vez encuentra más cosas por hacer aunque sabe que su invitado la espera en la sala, pero hay una persona que no le importa absolutamente nada de lo que sucede a su alrededor, a esta otra hermana (María), no le importa si hay cosas por hacer en la casa, no le interesa saber si su hermana necesita ayuda, ella quiere estar a los pies del Maestro y no quiere saber más nada que no tenga que ver con Jesús, … familia, tareas del hogar, preocupaciones siempre tendré medita en su corazón, pero no todos los días tendré la oportunidad de compartir con el Rey de reyes y Señor de señores en mi propia sala; esta actitud causa indignación en su hermana Marta que ve correr el tiempo y no ver los resultados deseados ni la comprensión de su familia, así que en ese momento explota y en su ira desenfrenada no presta atención a quien dirige sus palabras y exclama:—Señor, ¿no te importa que mi hermana me haya dejado sirviendo sola? ¡Dile que me ayude! (Lucas 10:40), Jesús sonríe al ver la cara de angustia de Marta y como todo un buen Padre que corrige a su hijo le enseña una de las mejores lecciones que Cristo nos dejó en la Biblia, él le dice: —Marta, Marta, ¿por qué te preocupas por tantas cosas? Hay algo más importante. María lo ha elegido, y nadie se lo va a quitar.
Jesús quiso enseñarle a Marta la importancia de estar con él, porque al fin y al cabo si tu y yo hacemos algo para Dios lo importante no es el hacer las cosas en sí, sino mas bien para quien decidimos hacerlo; por lo tanto cuando tenemos entendido para quien hacemos nuestro trabajo lo que más deseamos es agradar a esa persona por quien lo estamos haciendo y eso implica estar presto, estar a la orden, aprovechar cada circunstancia.
Los que disfrutamos la bendición de tener un trabajo estable sabemos que una de las tareas que debemos cumplir como empleados que somos es agradar a nuestro jefe y por lo tanto nos esforzamos por quedar bien ante nuestros superiores acatando sus lineamientos; y lo mismo sucede con Dios, Él es nuestro Jefe de jefes, nos brinda la oportunidad de servirle y trabajar en su obra pero requiere de hombres y mujeres con la actitud de María, la actitud de anhelar estar postrado a sus pies, una actitud que priorice la intimidad con Dios antes de estar frente a un cargo público en la iglesia. Hoy existe mucha gente que se cansa de servir, gente sin compromiso, que no disfrutan la bendición de saber que para quien hacen las cosas.
Recientemente leí una noticia de Billy Graham quien acaba de llegar a sus 92 años de edad, y en su celebración me impacta saber que aún estaba buscando maneras de servir al Señor y lo dijo así : “Me sorprende cada vez que pienso en cuántos años el Señor me ha dado en esta tierra. Estoy agradecido por su bendición en nuestro ministerio en la radio por más de seis décadas, pero me pregunto si hay algo más que Él tiene para que yo lleve a cabo”.
El testimonio de este siervo de Dios denota el resultado de saber para quien trabajamos y la gratitud de saber que él nos da el privilegio de servirle; ¿todo esto se logra sabes dónde? En ese lugar donde Jesús te espera para estar contigo, en esa habitación don lo que más importa es su presencia, en esa precisa sala donde tienes la seguridad que te encontraras con la razón de tu esfuerzo, la razón de vivir, la razón de servir, la razón de ser.
Lo más importante no es que seas conocido por lo que haces, lo más importante es ser conocido por la persona para quien lo haces y ese es Jesús. Cuantas personas hay en el mundo que son muy conocidas por sus obras pero que no conocen verdaderamente a Jesús.
Si hoy te sientes triste, confundido, frustrado, dudando de tu llamado y sin sentido de lo que haces, pues déjame avisarte que Jesucristo te está esperando es la sala, deja lo que haces por un momento, no pierdas mas el tiempo, lo más importante de tu vida te espera, Él tiene lo que necesitas, el consuelo, el abrazo, el respaldo, la ayuda y sobre todo el amor que te dará las fuerzas para seguir adelante en lo que te ha llamado.
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