Cuidado con nuestro carácter
Quizá una de las cosas que más nos cuesta moldear en nuestra vida cristiana es nuestro carácter, ese que muchas veces se salta la línea y quiere dejar aflorar nuestro viejo hombre. Muchos de nosotros tenemos diariamente una lucha constante tratando de contener ese mal carácter que quiere salir disparado y mostrarse a toda plenitud.
Pero ahora que estamos en Cristo, la Biblia dice que somos nuevas criaturas, ahora Dios nos ha dotado con algo muy especial que todos tenemos que se llama: Dominio Propio.
Pero a veces es muy difícil tener dominio propio cuando las cosas a las que nos enfrentamos día a día tientan nuestra antigua área de la paciencia y al no soportar, nuestro carácter quiere salir a flote para decir cosas de las cuales muchas veces (sino todas) nos arrepentiremos de decir.
Por ejemplo: Hay un pasaje que denota lo que muchos de nosotros hemos hecho en algún momento frente a una situación de la cual consideramos que no debía de ser así, a continuación cito el texto bíblico:
“Cuando ya se acercaba el tiempo en que Jesús debía subir al cielo, decidió ir hacia Jerusalén. Envió a unos mensajeros a un pueblo de Samaria para que le buscaran un lugar donde pasar la noche. Pero la gente de esa región no quiso recibir a Jesús, porque sabían que él viajaba a Jerusalén.
Cuando sus discípulos Jacobo y Juan vieron lo que había pasado, le dijeron a Jesús: “Señor, permítenos orar para que caiga fuego del cielo y destruya a todos los que viven aquí”.
Pero Jesús se volvió hacia ellos y los reprendió. Después, se fueron a otro pueblo”.
Cuando sus discípulos Jacobo y Juan vieron lo que había pasado, le dijeron a Jesús: “Señor, permítenos orar para que caiga fuego del cielo y destruya a todos los que viven aquí”.
Pero Jesús se volvió hacia ellos y los reprendió. Después, se fueron a otro pueblo”.
Lucas 9:51-56 (Traducción en lenguaje actual)
Muchos de nosotros somos como Jacobo y Juan, como en lenguaje popular salvadoreño diríamos: “De mecha corta”, lo que significa: no tener mucha paciencia.
Nuestro carácter muchas veces puede denotar la falta que nos hace de buscar del Señor, pues no hay otra forma de moldearlo que vivir una vida devocional. Nosotros no podemos demostrar el amor que Dios nos ha dado, sino a través de nuestra vida y nuestro carácter forma parte fundamental para reflejar ese amor.
La voluntad de Dios para nuestra vida es que podamos reflejar su amor hacia los demás, eso implica someter a nuestro viejo hombre, nuestro mal carácter y todo aquello que cuando aflora deja mucho que desear y nos hace desfigurar la imagen de Cristo en nuestra vida.
Aparentemente lo que los discípulos estaban tratando de hacer era defender a Jesús de esas personas que no quisieron recibir a Jesús, pero el mismo Señor les da una lección reprendiéndolos de su forma de pensar frente a las situaciones que no les son favorables.
Muchos de nosotros frente a situaciones que no nos son favorables tratamos de hacer que caiga fuego y destruya todo aquello que no fue o no es como quisiéramos, es allí en esos momentos en donde las cosas no nos son favorables en donde debemos por medio de nuestro carácter demostrar que ya no somos los mismos, sino que ahora Dios está trabajando en nosotros y en especial en nuestro carácter.
Otro ejemplo de ello es Moisés, después de ser un hombre impulsivo a tal punto de matar a un egipcio, Dios lo mando al desierto por alrededor de 40 años, moldeando de esta manera su carácter antes de poderlo usar como caudillo de Israel.
Luego de ese periodo en donde Dios moldeo su carácter, la Biblia lo describe como: “Y aquel varón Moisés era muy manso, más que todos los hombres que había sobre la tierra”. (Números 12:3)
Nuestro mal carácter muchas veces nos puede llevar a evitar que Dios nos use de la manera que El quiere usarnos, por ello el usara muchas veces el desierto para moldearnos, situaciones que harán que nuestro carácter poco a poco vaya moldeándose hasta llegar al punto perfecto que Dios necesita para usarnos en gran manera.
Lo lindo de todo esto es que a pesar que a muchos nos cuesta lidiar con nuestro mal carácter, Dios siempre está dispuesto a enseñarnos para que aprendamos de Él: “…aprended de mí, que soy manso y humilde de corazón; y hallaréis descanso para vuestras almas”. (Mateo 11:29)
Hoy quiero invitarte a que vayas delante del Señor y entregues en su taller ese carácter que muchas veces está evitando que las bendiciones de Dios se derramen sobre tu vida; claro está que el hecho de llevar a su taller ese carácter implica que vendrán sobre tu vida muchas situaciones en donde se pondrá a prueba tu carácter y es allí en donde con dominio propio y con la ayuda del Señor, tu carácter se irá moldeando a tal punto de llegar a ser el que Dios quiere que sea.
Estoy seguro que cuando Dios termine de moldear tu carácter comenzaras a ver como la mano de Dios se mueve a través de tu vida y como el reflejo suyo esta mas presente sobre toda tu vida.
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