Muerte del Yo para Resurrección Gloriosa
Hay momentos en la vida de los seres humanos en que llega la soledad y el sentimiento de incertidumbre. Parece que estuviéramos en un cuarto oscuro y que para colmo está cerrado con candado y no tenemos la llave para abrirlo.
Mientras uno pasa por tantas experiencias piensa que sería maravilloso dejar de existir, terminar de una vez y por todas, con todo aquello que nos agobia…
A veces es necesario que en nosotros haya una muerte simbólica para que haya una resurrección espiritual.
Es necesario que Dios habite en nuestras vidas y sople de su aliento en nosotros. Es necesario que Él penetre en los rincones más íntimos de nuestro ser y haga los ajustes necesarios para que Su voluntad y propósito se pueda cumplir en nuestras vidas. Que el sople aliento de sabiduría sobre nuestros espíritus para que podamos entender su llamado para con nosotros.
Es necesario que Dios habite en nuestras vidas y sople de su aliento en nosotros. Es necesario que Él penetre en los rincones más íntimos de nuestro ser y haga los ajustes necesarios para que Su voluntad y propósito se pueda cumplir en nuestras vidas. Que el sople aliento de sabiduría sobre nuestros espíritus para que podamos entender su llamado para con nosotros.
Debemos matar nuestro egoísmo y desesperanza. Hay que exterminar aquellas cosas que nos estorban y nos sacan del propósito de Dios. Tenemos que despojarnos del desespero y la ansiedad. Limpiarnos de toda inmundicia, lavar nuestras ropas en el río de vida que es a través de la sangre purificadora de Cristo Jesús. Necesitamos beber de las aguas limpias y cristalinas que solo se encuentran a través de Su presencia. Tenemos que exclamar de lo más profundo de nuestro corazón: ¡Auxilio, Socórreme Dios!
Es tan importante resucitar a aquellas cosas que son espirituales y que traerán el bienestar y la bendición a nuestras vidas. Es imprescindible que muera nuestro yo egocentrista y todo aquello que nos hace daño y nos mantiene estancados y alejados de las cosas bonitas que el Señor quiere realizar en nuestras vidas y a través de nuestras vidas. Enterrar nuestro pasado doloroso y permitir que sea el puente por donde pasemos a celebrar nuestras victorias. Permitirle al Señor que sane cada herida que nos entristece y mortifica. Reconciliarnos con el presente, perdonarnos a nosotros mismos y a los demás.
Entender que en ese proceso de morir a nosotros, a nuestros deseos, a nuestra carne, nos traerá una resurrección gloriosa y poderosa. Resucitar a esos deseos espirituales, a esas vivencias increíbles que Dios permite cuando sus hijos lo viven y buscan exaltarlo en cada acto de su vida. Que Dios penetre en nuestras vidas es lo mejor que le puede ocurrir a cualquier persona. Porque cuando sabes dentro de tu corazón que lo mejor para tu vida es que se cumpla Su voluntad y Su propósito, tu vida se enfoca. Comienzas a vivir una aventura que te llevará a exclamar:
No hay comentarios:
Publicar un comentario