sábado, 26 de junio de 2010

Todo igual

El Señor nos invita a estar ocupados en los desafíos que enfrentamos a diario, no preocupados.
Texto Bíblico: Mateo 6.19-34
La angustia es, en su esencia, un problema que tiene sus orígenes en la falta de fe. De hecho, en medio de su enseñanza Cristo insertó la frase «Oh, hombres de poca fe» para que quedase absolutamente claro que las preocupaciones delataban falencias espirituales.

Esta afirmación es una que nos cuesta aceptar como seres humanos. Estamos tan acostumbrados a concentrarnos en las circunstancias que producen en nosotros preocupación que hemos llegado a creer que ellas son las culpables de nuestra situación. «Si yo me encontrara en una situación diferente a la presente» nos decimos, «por supuesto que no estaría angustiado; la verdad es que ninguna persona normal podría sobrellevar esta realidad sin estar preocupado.» 

No hay comentarios: