lunes, 21 de junio de 2010

La Casa del Señor

la-casa-de-dios 
“Yo me alegro cuando me dicen: «Vamos a la casa del SEÑOR.»”
Salmos 122: 1
Había cumplido 10 años, y fui invitado a la casa del Señor. Con gran expectativa me alisté como nunca, quería estar impecable para conocer al Hijo de Dios. Había escuchado que Él era bueno y que me amaba más que nadie, algo en mí ardía por finalmente conocerle. Había preparado muchos diálogos en mi cabeza para el momento en el que le conociera. Al llegar a su casa, no pude hablar con Él; Él estaba mudo y ocupado pagando por mis pecados colgado en una cruz. No tenía tiempo para hablar conmigo, en cambio envió a sus representantes para tomar mi mensaje. Yo quiero hablar con el Hijo de Dios, dije. –Solo nosotros tenemos acceso a Él pues hay demasiada maldad en ti, ellos dijeron.
No comprendí por qué el Hijo de Dios no quiso recibirme; ni tampoco comprendí cual era aquel grande pecado que había cometido, y que me hacia culpable.

No hay comentarios: