martes, 8 de junio de 2010

Un mensaje de esperanza

Si tu esperanza está flaqueando hoy quiero hablarte justamente de la esperanza en Dios.
Hoy en día vemos cómo en el mundo se puede ver una falta de esperanza producida por la injusticia, la crueldad, etc.

Pero los que confían en el Señor renovarán sus fuerzas; volarán como las águilas: correrán y no se fatigarán, caminarán y no se cansarán
. Isaías 40.31 (Nueva Versión Internacional)

Dios lleva las cosas hacia una meta gloriosa que es nuestra esperanza final. La esperanza de los cristianos parte de una realidad histórica incontrovertible: la tumba vacía, el Señor resucitado. Con esto la muerte ya fue vencida!
No tenemos por qué aferrarnos a la desesperación terrenal, sino disfrutar con alegría de las cosas de la vida.

Pablo nos decía: “una cosa hago: olvidando lo que queda atrás y esforzándome por alcanzar lo que está delante, sigo avanzando hacia la meta para ganar el premio que Dios ofrece mediante su llamamiento celestial en Cristo Jesús”. Filipenses 3.13-14 (Nueva Versión Internacional)

Así debemos ver nuestra propia vida y la historia del mundo como una historia con un final glorioso, un triunfo ya ganado.

Puestos los ojos en Cristo, el cristiano de hoy no pone su esperanza en ningún sistema político, en ninguna seguridad económica, en ningún paraíso terrenal. Vive cada día haciendo su parte y sembrando con esperanza, sin temor del futuro, seguro de que Cristo murió ayer, vive hoy y vendrá mañana.

Así que, “corramos con perseverancia la carrera que tenemos por delante. Fijemos la mirada en Jesús, el iniciador y perfeccionador de nuestra fe, quien por el gozo que le esperaba, soportó la cruz, menospreciando la vergüenza que ella significaba, y ahora está sentado a la derecha del trono de Dios.” Hebreos 12.1-2 (Nueva Versión Internacional)

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