martes, 5 de octubre de 2010

Cristianos en Indonesia sufren por libertad religiosa

 
En Estados Unidos sigue la polémica por la construcción de una mezquita cerca de la llamada zona cero de Nueva York. Muchos dicen que se trata de una cuestión de libertad religiosa.
Pero poco se discute sobre cómo la sufren los cristianos a medio mundo de distancia. En Indonesia, el país con mayor cantidad de musulmanes del mundo, los creyentes en Jesús tienen cada vez más problemas para reunirse a alabar a Dios.
Destrucción del cristianismo
Las brutales masacres quedaron atrás, pero el objetivo es el mismo: destruir el cristianismo y crear un estado islámico en indonesia. Han pasado diez años desde lo peor contra los cristianos en indonesia, pero hoy los creyentes siguen sufriendo, especialmente los convertidos del Islam al cristianismo y quienes comparten su fe con otros.
Las iglesias están siendo cerradas como un cambio de táctica para grupos extremistas como el frente de defensa islámica. Ellos incitan a las turbas a cerrar iglesias y presionan por el arresto de líderes cristianos y evangelistas. Uno de los peores ataques fue contra la Iglesia Filadelfia Batak de Bekasi la navidad pasada. Una turba similar a ésta, rodeó la mezquita local y luego trataron de evitar que los cristianos se reunieran en su nueva iglesia.
El pastor Palty Iglesia Cristiana Batak dice que turba llegó a unos mil quinientos: “Algunos tiraban piedras y exclamaban ‘Alaju Akbar’ (Dios es grande). Otros nos decían ‘kaffirs’ (infieles) y cerdos y gritaban obscenidades… Algunos llevaban palos y otros gritaban: ‘¡quemen la iglesia, ciérrenla!’”.
Oficiales locales cerraron la iglesia en enero pasado. Desde entonces, los cristianos se reúnen cada domingo frente al portón de la iglesia. Los musulmanes colocaron estiércol, vidrios rotos y ratas muertas en la calle la noche anterior, esperando impedir la asistencia al culto.
La constitución indonesa garantiza la libertad religiosa, pero los cristianos dicen que experimentan menos libertad que la mayoría musulmana. Se están construyendo mezquitas, pero muy pocas iglesias nuevas son permitidas para una creciente población cristiana.
“¿Libertad religiosa?”
Muchas personas se preguntan qué sucede con los exmusulmanes que abrazan el cristianismo en el país con más musulmanes del mundo. Rahmat, Lidia y Cornelio son un ejemplo de este caso. Ellos escondieron sus identidades porque han sufrido persecución a manos de familiares u oficiales del gobierno.
El primero de ellos es Rahmat, un exmusulmán que conoció a Cristo en prisión. Cuando descubrieron una Biblia en su celda, fue torturado, forzado a estar desnudo en el patio de prisión y saludar la bandera Indonesa balanceando una Biblia sobre su cabeza.
Cuando la Biblia caía, él era torturado de nuevo y una página de la Biblia era metida en su boca. Rahmat dice que luego fue enviado sin ropa a una celda pequeña y aislada, donde tuvo que aguantar piquetes de mosquito y frías temperaturas: “Clamé al Señor: ‘Dios, por favor, ayúdame a soportar esta prueba que me has dado, devuélveme mi ropa”.
Al día siguiente, un guardia le devolvió su ropa. La fe de Rahmat se mantuvo fuerte. Semanas después, al ser liberado de prisión, el guardia le preguntó si era musulmán o cristiano: “Le dije que cuando llegué a prisión era un musulmán aprendiendo del cristianismo. Ahora, me voy convencido de que soy cristiano”, comenta Rahmat.
“Infierno en el hogar”
Luego de convertirse en cristiana, Lidia, madre de seis, recibió golpizas brutales de su esposo musulmán. Muchas veces los ataques ocurrían frente a sus hijos. Un domingo, cuando el esposo de Lidia descubrió que ella había ido a la iglesia, él se acercó con un cigarro encendido: “Él me dijo: ‘tu religión te llevará al infierno, así que sentirás el fuego. ¿Cómo sientes esto?’”.
El esposo de Lidia haló su cabeza hacia atrás y echó la ceniza caliente en su ojo. Ataques como éste continuaron y eventualmente su esposo la sacó a ella y sus hijos de la casa. La Voz de los Mártires en Australia ayudó a Lidia a encontrar casa y le proveyó dinero para empezar un negocio.
Cornelio también fue sacado de casa por su familia musulmana al descubrir que era cristiano. El dice que escapó de la muerte cuando su primo intentó atropellarlo con una motocicleta: “Luego llamé a mi primo por teléfono y dije: ‘Te perdono por tratar de matarme.’ Él dijo que yo era un infiel y que nunca más lo llamara”. Cornelio ahora comparte su fe con otros y muestra la película “Jesús” a jóvenes musulmanes.
Estos nuevos creyentes y la iglesia Indonesa siguen creciendo en fe y alcance, pese a los atentados para destruir el movimiento: “Antes de tener este problema, los creyentes venían poco a la iglesia. Pero con la persecución, ellos fueron motivados a venir, orar y reunirse… mi congregación tiene el compromiso de seguir sirviendo porque la iglesia no es un edificio, sino los creyentes”, añade Palty.
Ellos están pidiéndole a Dios y al gobierno crear una sociedad más tolerante, donde se les proteja mejor de la violencia. Mientras tanto, seguirán reuniéndose en apartamentos, pequeñas casas-iglesia, e incluso en las calles, donde puedan, a pesar de los riesgos.

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