miércoles, 4 de agosto de 2010

DIOS SUSTENTA MI VIDA

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“Sustenta mis pasos en tus caminos, Para que mis pies no resbalen. Guárdame como a la niña de tus ojos; Escóndeme bajo la sombra de tus alas, De la vista de los malos que me oprimen, De mis enemigos que buscan mi vida”.
Salmos 17:5,8-9
Si había alguien que tenía grandes experiencias de vida, este era David. Un chico que desde jovencito había enfrentado grandes peligros, gigantes, persecuciones, tentaciones y muchas cosas más. Un líder que desde sus raíces aprendió a depender y depositar toda su confianza en Dios. En este salmo él está pidiendo a Dios protección contra los opresores.
Algo que debemos pedirle a Dios es que sustente nuestros pasos, “pues hay caminos que al hombre le parecen derechos, pero su fin es camino de muerte”. Solo Dios a través de su Espíritu Santo puede iluminarnos y convencernos de la senda por donde debemos andar. Solo él puede llevarnos por una trayecto seguro y nos libra de resbalar, ya que cuando resbalamos, hay caídas. Y las caídas además de doler, ayudan a que no podamos levantarnos tan fácilmente.
David que tenía tantos enemigos, que había sido tan perseguido, que tantas veces le había tocado huir para poder salvar su vida. Pide a papito Dios que lo guarde como a la niña de sus ojos, en otras palabras que no aparte su mirada de él. Que lo esconda bajo la sombra de sus alas, pues cuando uno se esconde es cuando quiere sentirse a salvo, seguro y protegido.
Sustentar significa: “Sostener, defender, mantener una opinión o teoría. Alimentar, proporcionar lo necesario para vivir. Basar o fundamentar una cosa en otra”. Y nosotros estamos fundamentados en Dios, nuestra fe esta cimentada en la roca que es Cristo. Creemos que él es fiel en cumplir su palabra.
La intervención de Dios en la vida de David fue notable desde el principio. Es asombroso leer de cómo Dios miró su corazón y lo escogió para que fuera el rey de Israel. Pero más allá de ser rey, David tenía una amistad con Dios. Y eso se nota en esos salmos tan maravillosos que leemos y con los que nos identificamos. Observamos que a pesar de que este hombre cometió muchos errores graves, Dios tuvo misericordia de él y escuchó sus plegarias porque su corazón era sincero ante Él.
Podemos tener plena certeza de que Dios nos sustenta, nos guarda como a la niña de sus ojos y nos protege bajo sus alas. Sabemos que aunque un ejército acamparé contra nosotros, no debemos temer porque Jehová está con nosotros.

Él es mayoría en nuestras vidas, a él invocamos y en él creemos.

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