“El niño Samuel, por su parte, vestido con un efod de lino, seguía sirviendo en la presencia del Señor”.
1 Samuel 2:18
El capítulo 2 del libro de 1 Samuel nos narra tres eventos importantes los cuales son: 1. la oración de acción de gracias de Ana al Dios contestarle la petición de poder dar a luz un hijo habiendo sido ella estéril. 2. La perversidad de los hijos de Elí y 3. La profecía contra la familia de Elí.
Hoy deseo resaltar lo bonito que Dios puede hacer en nuestras vidas cuando logramos comprender que hemos nacido con propósito. Samuel fue un milagro, una oración contestada de una mujer que anhelaba ser madre. Su vida fue dedicada a Dios desde antes de nacer.
Al parecer Samuel desde pequeño sentía un vivo deseo de agradar a Dios. Desde muy niño Dios trató con él. Llama mi atención que cuando en este capítulo se comienza a relatar acerca de la perversidad de los hijos de Elí, hay un espacio en el versículo 12 que nos dice que el niño Samuel por su parte, vestido con un efod de lino, seguía sirviendo en la presencia del Señor. Y en el versículo 21 nos detalla, Samuel crecía en la presencia del Señor.
Seguir sirviendo y creciendo en Dios es nuestro deber, tiene que ser nuestro anhelo. Si queremos revelación y presencia de Dios en nuestras vidas, tenemos que estar llenos de él. Tenemos que darle la espalda al pecado y la perversidad. Veamos lo que veamos, aunque otros no den el ejemplo y estén haciendo las cosas mal, eso no puede servirnos de excusas ni justificarnos del trato y la relación que Dios puede tener para con nuestras vidas. Nada nos puede detener en su obra.
Imagino que sería súper doloroso para Samuel ver que esto estaba aconteciendo con los hijos del sacerdote. Sin embargo él no se escudo en eso para apartarse de Dios ni dejar de hacer lo que él tenía que hacer. Él se mantuvo en su posición. Siguió utilizando su vestidura. Siguió creciendo en Dios y Dios desea que cada uno de nosotros crezcamos en él. Tiene que haber desarrollo en nuestras vidas como creyentes, debemos ser un canal por donde se desborden las bendiciones de Dios hacia la vida nuestra y de las demás personas que nos rodean.
Fue de esta manera que vuelve a decirnos la Biblia que Samuel seguía creciendo y ganándose el aprecio del Señor y de la gente. Porque cuando tú le das a Dios el primado en tu vida, muchos se levantarán, pero también podrás hallar gracia delante de los demás. Ellos podrán observar que en ti hay algo especial y diferente. Y mientras esto iba sucediendo un día no muy lejano Dios llamó a Samuel de forma audible y le mostró lo que vendría para los hijos de Elí.
Conocemos que todo lo que Dios dijo a Samuel se cumplió y también sabemos por las historias que relatan las Escrituras que Samuel fue un joven y un hombre muy utilizado por Dios. Que tuvo una visión y una sensibilidad para cumplir con la misión que Dios había determinado para su vida.
Querido hermano(a), cada día acontecen muchas cosas en el mundo y a nuestro alrededor que intentan separarnos del propósito que Dios tiene para nuestras vidas. Pero aunque esto suceda, hay algo que también es muy real, solo nosotros mismos podemos permitir que los planes de Dios se detengan en nuestras vidas cuando no le obedecemos. Cuando permitimos que el desánimo se aventaje de nosotros y que las dudas intenten corromper nuestra mente.
Pero personalmente, me gustaría que mi Dios, allá en su libro especial pueda escribir de mí que cada día trató de hacer lo mejor, seguirle sirviendo y creciendo pese a todo lo que pueda ocurrir en mi vida y a mi alrededor. Que él pueda escribir que mi amor hacia él es más fuerte que las personas y que todo lo que me rodea y que eso hace la diferencia.
No es el tiempo de que te detengas a mirar lo malo que están haciendo los otros, es el tiempo de que te destaques entre ellos y lleves fruto agradable a Dios. Que otros puedan a través de tu vida ser impactados y recibir inspiración para mejorar sus vidas en Cristo. Al final la recompensa será muy buena y Dios bendecirá tu vida de forma abundante. Por tanto que no te importe tanto lo que los demás piensen de ti si sabes que estás en el centro de la voluntad de Dios. Sé que es difícil pero la opinión que más nos debe importar es la que Dios tiene respecto a cada uno de nosotros.
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